En el sitio web de Integridad y Sabiduría, el cual es un ministerio del pastor Miguel Núñez, fue publicado un Podcast con la pregunta: ¿Cree usted que la danza puede ser usada en las iglesias como un ministerio de alabanza a Dios? A lo que el pastor declaró un grupo de comentarios sobre el mismo.
El pastor Núñez comienza diciendo que esta es una pregunta muy controversial en ciertos círculos y que no debería serlo, ya que cuando queremos introducir ciertos elementos en la iglesia, solo debemos preguntarnos: ¿Es esto algo que edifica? ¿Esto va a involucrar toda la congregación? ¿Esto es algo que va a distraer la atención?
También hace un declaración muy prudente:
«Yo no quiero decir que nosotros no podemos introducir nada nuevo que no haya pasado en los últimos 2000 años, pero cuando algo no ha pasado en dos mil años en la iglesia que Cristo dirige, yo tengo que preguntarme hasta dónde es sabio y prudente introducir algo que no ha sucedido en 20 siglos de la iglesia de Cristo».
Continúa:
La danza per se, no es algo pecaminoso, y mucho menos si es una danza hecha en el contexto cristiano, como el pueblo judío siempre celebró. Entonces no estamos hablando de que si respondemos que «no» a la pregunta, «que no debe ser» es porque sea algo particularmente pecaminoso… sino que debemos entender cual es el lugar en cada cosa de la vida de la iglesia.
Luego el pastor continúa hablando de que una danza cristiana no tiene nada de malo si vamos a hacer una celebración en nuestra iglesia, a lo que puso un ejemplo muy práctico: un aniversario.
El pastor Miguel nos sigue exhortando a que si tenemos un culto congregacional un domingo no es bueno tener personas danzando delante, puesto que se supone que ese es un día para todos juntos concentrarnos en cantar alabanzas a Dios y saber bien las líricas que estamos cantando al Señor sin distraernos. (Escuchemos).
En conclusión, el pastor Núñez para finalizar dice que fuera de algún aniversario o celebración, la danza puede ser distractiva para los demás y esto puede obstaculizar el verdadero objetivo de congregarnos, el cual es alabar a nuestro Dios.