(Joseph L. Montás) — Si usted me conoce un poco, le aseguro que se dará cuenta que Marcos Vidal es uno de mis compositores favoritos. Cada una de sus canciones han bendecido mi alma desde que sigo a mi Señor Jesús. Y esta canción es una de ellas, es una de esas canciones que hablan de la gran misericordia que Dios ha tenido por nosotros, siendo viles pecadores, merecedores del infierno.
La canción el milagro fue lanzada en el año 1996 en el album «Cara a cara». En este album, el compositor alemán tiene bellas canciones que ministran a nuestras vidas, ya que se preocupa mucho por componer canciones bíblicas, con un contenido lleno de calidad. A diferencia de otros artistas, vemos esta gran preocupación de Vidal, de que sus canciones sean tomadas de textos bíblicos o que por lo menos sean una interpretación de aquello que Dios quiere.
Aún no puedo asimilar lo que me ha sucedido,
el milagro más glorioso que yo he vivido,
que después de malgastar lo que no era mío
no he tenido que pagar.
El escritor comienza comparando su vida con la del hijo pródigo, que se fue de su casa, gastó todo y volvió sin nada y aún así fue recibido por su padre (Lc 15:11-32). Ninguno de nosotros puede entender aquel gran milagro que Dios ha hecho en nuestras vidas, que siendo nosotros merecedores de la condenación eterna, aun así Dios nos amó con un amor que sobrepasa todo amor. Y este es el milagro más glorioso que hemos podido vivir: ya no amamos más el pecado, ahora amamos la verdad que antes odiábamos.
1ra Corintios 6:11
Y esto érais algunos de vosotros; pero fuisteis lavados, pero fuisteis santificados, pero fuisteis justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios.
La segunda estrofa de la canción dice:
Traicioné a aquel que me perdonó la vida,
humillé al que curó toda mi herida,
y en mi huida coseché lo que merecía,
y desvanecido en mi dolor
en algún momento Él me encontró.
Aquí ahora hace alusión a la oveja descarriada, que a pesar del buen cuidado que le daba su pastor, se fue del redil pero el pastor dejó las 99 y fue a buscar la perdida (Lc. 15:4) y luego la encuentra y la recoge (Lc. 15:5)
Siguiendo con la misma línea de la oveja perdida, el coro dice:
Y he despertado en el redil,
no sé cómo,
entre algodones y cuidados del Pastor,
y antes de poder hablar de mi pasado,
me atraviesan Sus palabras y Su voz;
Que se alegra tanto de que haya vuelto a casa,
que no piense, que descanse, que no pasa nada,
y dormido en su regazo, lo he sabido,
tengo Vida, tengo Dueño y soy querido.
Claramente vemos como esta parte también está inspirada en la historia de la oveja perdida, específicamente en Lc. 15:6, donde vemos el gozo del pastor al encontrar la oveja que estaba perdida:
y al llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos, diciéndoles: Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido.
Continuamos con la primera estrofa después del coro:
He aprendido la lección del amor divino,
que me transformó, cruzándose en mi camino,
y que dio a mi vida entera otro sentido,
otra meta y otro fin.
Esta lección si que la hemos aprendido, Él nos transformó.
1 Juan 4:10
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.
Ya nuestra vida no tiene el mismo sentido de antes. Todos nuestros sueños han sido cambiados así de repente, tenemos otra meta, otro fin. Y es un día estar junto a nuestro Señor por toda una eternidad.
La otra estrofa de la canción dice:
Yo no sé lo que traerá para mi el mañana,
pero sé que nunca se apagará su llama,
salga el sol por donde quiera,
Él me ama,
sé lo que es la gracia y el perdón,
su misericordia es mi canción.
No sabemos como estará este mundo mañana, pero de lo único que estamos seguros es de que nunca se apagará la Palabra de Dios en nuestros corazones. Y aunque se levante el mar y el sol no brille más, de algo estamos seguros y es que Dios nos ama, y esta es nuestra canción, nuestra dulce canción.
Isaías 43:2
Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo, y si por los ríos, no te anegarán; cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama te abrasará.
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